Inés Bacán, la insólita superviviente
October 11, 2020
dunaway13 (915 articles)
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Inés Bacán, la insólita superviviente

El Teatro Lope de Vega ovacionó durante largos minutos a la cantaora lebrijana, que trajo a la Bienal de Flamenco de Sevilla el cante más ancestral. «Y ha llegado hasta aquí con un par de ovarios gitanos bien gordos. También el cante jondo lo ha pasado siempre fatal, y lo que te rondaré, morena».

Ya no hay nadie que cante así, al menos en los escenarios. Ese es el cante pelao y mondao. El verdadero patrimonio inmaterial que hay que proteger por ley. El cante que no gusta a los profanos, porque hay que masticarlo al menos tres generaciones para poder tragarlo. No te gusta por lo bonito, porque bonito no es. Tampoco es fácil de digerir. Tú lo sueles comparar con la mojama o las huevas de maruca. Los mismos erizos de mar que tu padre disfrutaba por docenas. Llega un momento en que te enamoras hasta el tuétano, sin saber cómo explicárselo al espejo.

Por el camino voy repasando mentalmente los apellidos de Inés. Peña Peña. Peña Vargas. Hasta ahí vamos bien. Peña Vargas, otra vez. Y Sánchez Amaya. Detrás de este último se esconden María la Andonda y Aniya la de Ronda. Y por el camino entre las peñas te encuentras a Bastián Bacán, Pedro Bacán, Juan el Lebrijano. Pedro el Pelao, Juan el Funi, Fernanda la Vieja. Allí al final se encuentra Popá Pinini, uno de los primeros transmisores de este arte que ahora se ha convenido en llamar cante familiar o de las casas cantaoras.

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