
En boca con mascarilla… no entran moscas
Kiki Morente y Pepe Habichuela asombran desde el balcón. Javier Colina profeta en su tierra junto a Josemi Carmona, Antonio Serrano y Borja Barrueta.
Se prometía un festival diferente. Después de unos años batiendo records de asistencia y de imaginación, el Flamenco On Fire se enfrenta al covid-19 como un acto de compromiso con la cultura. Llegas a la plaza del ayuntamiento y hace un día fresquito con sol y sombra dependiendo de la nube del momento.
Aparece Pepe Habichuela y se marca una intro que es la misma que utilizó Robby Krieger (el guitarrista de los Doors en los primeros compases de “Spanish caravan” y que aprendió de los discos de Sabicas, Mario Escudero y Carlos Montoya). Una “granaina”, me aclaran desde un lado. Se arranca Kiki Morente al cante y uno se queda con la boca abierta del pasmo. El menor de la saga sigue profundizando en el cante clásico y nos recuerda, a ratos, al padre. El pasmo es, de nuevo, tan grande que no se nos cuelan las moscas porque llevamos puesta la mascarilla. “Cada día me gusta más -le dice Juan Luis Cano a Carlos Martín Ballester- hacen los cantes de Vallejo y de Chacón”. Cantes de pizarra que eran los que le nutrían a Enrique Morente. Cuando Pepe Habichuela pincha en hueso, no importa demasiado porque los guitarristas veteranos, desde Keith Richards a Compay Segundo, se lucen cuando se recomponen de los achaques de la velocidad.
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